Ante el toro de la vergüenssa
me puse colorao,
me confundió con el capote
y me envistió, el condenao.
En sus ojos negros
vi mi traje de luces reflejao,
comprendí y me dije:
¡SER LO QUE SOY merece la pena!
¡Con orejas y rabo rematé la faena!
Imágen: Toreador, fresco de la civilización Minoica, 1550-1450 a.C., Museo Arqueológico de Herakleion, Creta.
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